domingo, 2 de agosto de 2009

Sin Final

Preciosa, princesa de mis pensamientos
diosa de mis sueños, dueña de lo misterioso.
Como una celda grandiosa tus ojos son,
podría vivir una eternidad.
Aunque lo llamaran cadena perpetua
en completa libertad voy a estar
encerrado en el infinito de la ternura
que tus ojos suelen reflejar.
Flotando en lo asombroso desconocido,
sin si quera preguntar
del por qué me provoca tu forma de amar.
Morir es lo que espero,
intrigado por la canción que interpreta tu palpitar,
recostado sobre tu pecho no me importa esperar.
No cuento horas ni me importar contar,
mas deseo cada momento que no tenga final
como vivir en el paraíso, en el edén terrenal
un epílogo que no suele acabar.
En tus brazos morir en tranquilidad,
tu ternura es vivir condenado a la libertad,
que cauteloso tu belleza hace resguardar
más la noción de no dejarla escapar y
velar por siempre que se mantenga en la serenidad
para que así tu historia nunca se deje de contar.