Entrando en lo oscuro, profundo
profundo mis pasos se dejan ver
decidí esta vez a no fallar a mi displacer
que ya antes no quise dejar.
Una lágrima de impotencia jugaba en mi boca
y los aullidos del silencio por detrás
siguen mis pasos con gran sigilo
sigilo que nunca antes avía escuchado.
La luz brilla por su ausencia
tanto en mi mente como en el cuarto
mientras la luna reitera el cantar de perros y gatos
el zapato se deja venir al suelo como a la cama mis brazos.
Esta vez el tabaco no es mi compañero
pero la falta de aire mas presente esta
que la ansiedad de la muerte detrás de la puerta va
y pretende llegar aun que la hora no es.
Pero siempre se tomara en cuenta
y es que por ahora me cueste decir nada y hacer todo.
