martes, 3 de marzo de 2009
Realidad plastica
Una polera negra y roñosa que debería ser mi camisa
unos jeans negros ajustados mi pantalón de tela,
una chaqueta de cuero falso es mi vestón
y parto cada tarde que debería ser de mañana
en una micro que supone ser mi auto
hacia donde me lleve el destino que es mi vocación.
Me bajo en un parque desolado que aparenta ser mi trabajo
y me encuentro quien es mi compañero
de quien siempre le cuento a mamá
es él que siempre me facilita lápices y escribo
en mi vena lo que quiero ser, hacer, estar
Comenzando mi día laboral.
Agitado y sediento
me consigo un envase para un café comprar
lo bebo sentado en mi puesto
mientas mi compañero me recuerda que debo pagar.
Indago mi bolsillo para buscar un heroe naval
mas sólo encuentro un general,
titubeando le suplico que me de más plazo,
si me despide no tendré con que trabajar,
en mi desesperación ve una compasión
y me vuelve a perdonar a cambio de un favor.
Prosigo con mi productividad,
que conlleva mi deuda pagar con lo que especializo
Relaciones públicas, que siempre con sus amigas
mi madre suele presumir,
con mención en venganza por encargo,
de inmediato me acerco a un muchacho,
saco mi revolver y no dudo en disparar,
listo para el deporte que desde chico salgo entrenar,
empiezo a correr y pienso en mi marca romper,
llegó a un recóndito lugar
y paso las ultimas horas del día
siguiendo con el trabajo de los lápices a la vena.
El tiempo transcurre y ya me siento exhausto
la noche cae en mis ojeras
y sólo me quisiera recostar.
Me levanto de mi lugar de trabajo,
tomo mi auto, y me devuelvo al hogar.
¿Con que otra mentira sobre mi trabajo a mi madre esta vez voy a llegar?
Después de dormir lo voy a pensar.
Apoyo mi cabeza que da vueltas
y de cansancio me duermo una vez más
para despertar por las mañanas
y prepararme nuevamente ir a trabajar.
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